“La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un servidor fiel. Hemos creado una sociedad que honra al servidor y ha olvidado el regalo” — Albert Einstein
“Tu visión se aclarará solo cuando puedas mirar dentro de tu propio corazón. Quien mira afuera, sueña; Quien mira adentro, se despierta” — Carl Jung
A lo largo de los siglos, y cada vez más debido a los avances tecnológicos con los que interactuamos en nuestras vidas diarias, nos volvemos progresivamente más desconectados de nuestros corazones, de nuestra esencia. Esto puede ser visto en el comportamiento caótico que asociamos al fanatismo religioso, tiroteos en masa, consumismo, corrupción, polución y la destrucción del ambiente en que vivimos. El énfasis de nuestra conciencia se ha puesto en la tecnología externa, es decir, en el sistema operativo de nuestras mentes, donde creemos que tenemos dominio sobre la naturaleza y que existimos como individuos aislados y desconectados del mundo a nuestro alrededor.
La realidad de nuestra verdadera naturaleza es exactamente lo contrario. Nosotros somos seres divinos de amor y luz, teniendo una experiencia en el planeta Tierra, y cuando redireccionamos nuestra conciencia hacia el sistema operativo de nuestros corazones, percibimos que no estamos separados de nuestro medio ambiente y que el impacto que tenemos en el mundo en que vivimos es mucho mayor de lo que creemos posible. La trayectoria que la sociedad humana ha asumido en los últimos siglos nos ha desconectado de esta verdad fundamental.
Pero, en el fondo, sabemos que algo está mal y en nuestra búsqueda ciega para resolver este enigma, nos metemos de lleno en la vorágine del ritmo de vida actual, buscando las respuestas allá afuera en el mundo. Tal vez lo que falta es aquel ítem de la última moda que no tenemos, o quizás aún, nuestra incapacidad de poder adquirirlo es por culpa de ciertas personas de una clase social más alta o más baja que la nuestra, o de algún político corrupto , o de alguién con una religión, opinión o valores diferentes a los nuestros.
Cuanto más rápido las cosas se mueven, cuanto más nuestros patrones de vida aumentan, más nos sentimos perdidos y desconectados. Es como si estuviéramos presos en un sueño, mas bien, una pesadilla de la que no conseguimos despertar.
Mientras nuestra conciencia sea guiada por el sistema operativo de nuestra mente, siempre nos sentiremos con miedo, aislados y buscando la solución de este conflicto interior en cosas externas. Este sistema se puede comparar con los antiguos ordenadores, con la pantalla en blanco y negro con imágenes de píxeles. No tiene la capacidad de mostrarlas en color de alta resolución.
Esto significa que nuestra interpretación del mundo queda muy limitada. Todo en negro, en blanco, sin color o detalles. Toda la riqueza de la imagen frente a nosotros es descartada, pues el sistema es incapaz de procesarla. Nuestro comportamiento es automáticamente guiado por reacciones inconscientes y pre–determinadas. Este sistema es conducido por emociones negativas: miedo, odio, rabia, violencia, ansiedad, envidia, vergüenza, preocupación.
Cuando usamos el sistema operativo de nuestras mentes, vemos la realidad a través de las lentes de acontecimientos pasados, miedos inconscientes y equívocos que nos mantienen en busca de respuestas sobre cómo curar esta fragmentación de nuestra conciencia fuera de nosotros mismos. No importa el título o lente que usamos – religión, partido político, equipo de deportes – el programa es siempre el mismo.
A través de mecanismos de auto–protección, nuestras mentes nos mantienen desconectados de esos episodios inconscientes debido a la intensidad de la experiencia y de las emociones que estos eventos poseen. La mente tiene incapacidad para sentir profundamente y hará de todo para que la conciencia no sienta el dolor, el miedo, la traición o cualquier otra emoción intensa y dolorosa archivadas en nuestra memoria.
En el momento en que instalamos el sistema operativo del corazón, todo cambia. Es como si entráramos en un mundo de HD (alta definición). Nos quedamos maravillados con los detalles, los colores, la belleza frente a nosotros. Hay una suavidad y fascinación en nuestra mirada. No somos controlados por emociones negativas o reacciones inconscientes pues estamos encantados con lo que nos rodea. Quien guía este sistema son los sentimientos elevados: amor, paz, bondad, compasión, sabiduría, aceptación.
A continuación la mente pregunta: “¿Dónde puedo comprar este sistema?”, “¿Cuánto cuesta?” , “¿Puedo pagar en cuotas?”
Y ya estamos otra vez en la búsqueda aquí …
Entonces, ¿cómo podemos interrumpir este hábito automático que nos lleva a una desconexión cada vez mayor con nosotros mismos?
La respuesta tal vez sea en estar atento a nuestra dependencia ciega en la mente como método de percibir y navegar la realidad en que nos encontramos, y al mismo tiempo ayudar a nuestra conciencia a reconectarse con el espacio ligero, brillante y luminoso de nuestros corazones.
Una vez que cambiamos de sistemas operativos, aprenderemos otra vez a sentir profundamente y no tener miedo de lidiar con emociones incómodas.
El sistema operativo del corazón contiene “líneas limpias de código”, por así decir, donde percibimos una realidad mucho más rica e interconectada a nuestro alrededor. A través de él, somos capaces de lidiar con las emociones que circulan por nuestro ser, sin pasar al miedo o a la desconexión, pero sintiendo todo lo que la vida nos presenta con amor y compasión incondicional.
A medida que recordamos este antiguo idioma de nuestros corazones, nuestra conciencia se expande. La interacción con la realidad a nuestro alrededor reflejará esta expansión, en la manera que nos comunicamos con nosotros mismos, con las personas que nos rodean, con las circunstancias de nuestra vida.
Nuestras mentes, debido a su naturaleza automática y eficaz, entrarán en fuerte resistencia cuando comenzamos a recordar ese nuevo lenguaje, pero a medida que expandimos las lentes de nuestra percepción, creamos una sólida base interna, donde la conexión con nuestra identidad divina es fortalecida.
Con este nuevo sistema, nuestros cuerpos y mentes son capaces de relajarse profundamente y la necesidad de defender nuestros valores y creencias se disuelven en el mar de una fuerza benevolente mucho mayor de lo que nuestras mentes pueden comprender o controlar.
En el transcurso de este proceso, encarnamos lentamente nuestra esencia divina en nuestro cuerpo humano, creando un nuevo ser y una nueva realidad en la Tierra.
Que encuentre mucho amor, luz y alegría en su actualización de sistemas.
Escrito por Lola Ra y Los Pleyadianos.