“Hasta que hagas tu inconsciente consciente, dirigirá tu vida y lo llamarás destino.” Carl Jung
“Todo cambia una vez que nos identificamos con ser el testigo de la historia en lugar del actor en ella.” Ram Dass
Muchos de nosotros estamos familiarizados con la frase “Nuestros pensamientos crean nuestra realidad”, y aunque podamos tener una comprensión intelectual de esta verdad, el hecho es que no hemos tomado la plena propriedad consciente de este concepto en nuestras vidas.
Realmente somos creadores de nuestra realidad. Todo lo que sucede a nuestro alrededor está siendo creado por nosotros mismos constantemente.
Las personas que conocemos, los acontecimientos de nuestro día a día, lo que vemos en las noticias.
La dificultad de aceptar la verdad de nuestra identidad como seres creadores es que simplemente no entendemos cómo a veces podemos crear tanto dolor y drama en nuestras vidas.
¿Cómo es eso posible? No nos vemos a nosotros mismos como indiferentes hacia los demás, siempre nos esforzamos por hacer lo mejor en cada situación de nuestras vidas y, sin embargo, ¿cómo podemos acabar con estas situaciones desafortunadas? ¿Por qué nuestras vidas no fluyen de la manera que deseamos? ¿Por qué hay tanta guerra, violencia y sufrimiento en las noticias?
Si retrocedemos unos pasos y vemos la verdadera naturaleza de nuestras vidas a partir de una conciencia expandida, nos damos cuenta de que somos seres multidimensionales y nuestra conciencia está fragmentada.
A pesar de que nos consideramos “sólidos” y tenemos un fuerte sentido de quien somos, y nuestro lugar en esta realidad, la persona que nos consideramos a nosotros mismos es sólo un personaje único entre muchos otros en el teatro de nuestro mundo interior.
Si continuamos con esta analogía, estos personajes inconscientes están actuando todos sus guiones y están conectados a nosotros, a través de un hilo de nuestra conciencia, a este teatro interior.
Desde una perspectiva lineal, estos personajes están dispersos a través del tiempo y el espacio jugando sus historias una y otra vez. Podríamos referirnos a ellos como a nuestras vidas pasadas o futuras. Ellos desempeñan sus papeles tan bien que se convierten en sus papeles. Algunos están tristes, otros están enojados, apáticos, vengativos, temerosos. Algunas son víctimas, mientras que otras son perpetradoras. A través de la intensidad de las emociones en las que se encuentran, quedan atrapados por sus roles, y sus realidades son moldeadas por esas emociones.
Desde una perspectiva multidimensional, fuera del tiempo y del espacio, estos personajes están jugando su papel ahora. Todos están en el escenario juntos y están compitiendo por nuestra atención, reconocimiento y aceptación.
Por lo tanto, la persona que vive aquí y ahora, no está sola en esta historia de la creación. Siempre estamos siendo influenciados por nuestros aspectos inconscientes que están viviendo sus vidas en algún otro lugar.
Para que esta influencia se conecte más fuertemente con nuestras vidas aquí y ahora, necesitamos de algún evento desencadenador que resuene con la historia de uno de nuestros personajes internos. Puede ser un comentario que alguien hace, algo que vemos en la televisión, la forma en que alguien nos mira. Esos eventos desencadenados son en primer lugar creados por uno de nuestros personajes y luego se está reflejando en nosotros, como una forma de confirmar la historia que se cuenta inconscientemente.
Digamos que tenemos un aspecto de nosotros mismos que cree que está bajo una amenaza de algún tipo y su vida está en peligro. Vive en un estado de constante temor y ansiedad, esperando que el próximo ataque esté a la vuelta de la esquina.
Nosotros aquí, en esta existencia, nos encontramos viviendo una vida cómoda y segura, pero en el fondo hay este miedo inexplicable y la ansiedad. La mayoría de las cosas que entran en nuestra realidad aquí y ahora parecen alimentar ese estado. Incluso un pequeño evento es suficiente para conducirnos a esa situación de miedo, encontrándonos en constante tensión.
Con la conciencia ampliada de ese personaje en el fondo, llegamos a entender que la fuente de estos sentimientos de ansiedad y miedo no se originan en esta vida presente. Nos damos cuenta de que para que algunas cuestiones se resuelvan, necesitamos buscar más profundamente que la versión actual de nuestra realidad aquí y ahora.
Podemos decir que las emociones intensas o persistentes son bloqueos energéticos que se expresan actualmente en esta vida. Al conectarnos, reconocer, sentir y amar esos aspectos fragmentados dentro de nosotros, corregimos esos bloqueos y consecuentemente nos curamos a nosotros mismos.
Volviendo al ejemplo de nuestro aspecto temeroso, una vez que nos conectamos con él y sentimos el miedo, la ansiedad y cualquier otra emoción que él siente, sin ningún juicio, sino con compasión, aliviamos su sufrimiento e integramos ese pedazo fragmentado de nuestra conciencia en nosotros mismos.
En cierto sentido, ese aspecto de nosotros se despertará a su verdadera identidad y no sentirá más la necesidad de desempeñar ese papel. Finalmente saldrá del escenario y se unirá a nosotros en la audiencia.
Cuanto más ampliamos nuestra autopercepción, más nos integramos y sanamos esos aspectos nuestros, más equilibrio traemos en nuestras vidas, y más silencioso se hace el escenario interno.
A medida que el silencio aumenta dentro de nosotros, nos damos cuenta de los sutiles cambios de energía que fluyen constantemente a través de nuestro ser. A continuación, reforzamos nuestro sentido de un testigo, o un espectador en la audiencia de nuestro teatro interior, viendo como las emociones, sentimientos y reacciones surgen dentro de nosotros.
Después de un tiempo, no necesitamos saber qué aspecto inconsciente de nosotros está produciendo la emoción. Somos capaces de cabalgar las olas energéticas que fluyen a través de nosotros, sin dejar nunca nuestro asiento en la audiencia.
En este espacio de ser, somos capaces de elegir en qué estado vibratorio queremos vivir y entonces comenzamos a tener pleno acceso consciente de nuestra verdadera identidad como seres creadores divinos.
Y la parte más emocionante de esta historia es que con este acceso consciente a nuestra verdadera identidad, podemos comenzar a crear nuestra versión del Cielo en la Tierra.
La vida se convierte entonces en este bello e infinito juego cósmico de la creación y el auto descubrimiento. Lo que los antiguos videntes indios llamaron “Lila”.
Le deseamos mucha alegría en su viaje de creación.
Escrito por Lola y nuestra família galáctica.
Comentario sobre la traducción de Lila: Algunas creencias orientales opinan que Dios — un gran Ser que nadie puede ver ni comprender enteramente — creó el mundo y todos los otros mundos, con sus respectivos seres que actúan como “muñecos”: Los hombres, los animales, los árboles y los minerales. Ciertas partes de Dios penetran en todos ellos. De este modo, la esencia de Dios está en todas las criaturas vivientes y extrae experiencias de todas las criaturas. Según la creencia, a veces, Dios necesita de otra persona para ver lo que sucede en algunos de sus imperfectos muñecos, entonces recurre a un ser especial: Un Avatar. A menudo, el bosque impide ver los árboles y se sabe muy bien que quien mira desde afuera ve todo el partido, no así el jugador que está muy ocupado. Del mismo modo, el Avatar actúa como un espectador que verá las dificultades con que tropieza el jugador. Lila indica también lo relativo, lo que se compone de tiempo, espacio etc. En otras palabras, lo que se refiere más a lo abstracto que a lo concreto.